Museo submarino

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Fotografía propiedad Cat Vinton

El escultor Jason deCaires Taylor, nació en 1974 y se convirtió en el primero de una nueva generación de artistas en trasladar los conceptos del movimiento Land Art al ámbito del medio marino. Durante los últimos 17 años ha creado museos submarinos a gran escala, con más de 1.200 obras de arte vivientes. En 2006 obtuvo reconocimiento internacional por crear el primer parque de esculturas submarinas del mundo, situado frente a la costa occidental de Granada, en las Antillas. 

Enfoca sus obras en la concienciación medioambiental, la emergencia climática y los atributos regenerativos de la naturaleza. Las obras se construyen en su mayoría con materiales de pH neutro. Un  elemento utilizado es el acero inoxidable, material respetuoso con el medio ambiente que permite estimular el crecimiento natural de la fauna marina y por consiguiente, otorga al espacio una estética visual única. 

Coralarium, está situado en una remota laguna del atolón Shaviyani, en la isla de Sirru Fen Fushi, en las Maldivas. La estructura de acero inoxidable que compone la obra mide seis metros de altura y pesa más de 180 toneladas. Sobresale, con marea media, unos 3 metros sobre el nivel del mar, creando un contraste entre el brillo del inoxidable y las aguas claras y poco profundas de las que emerge. 

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Fotografía propiedad Cat Vinton

Para el cubo metálico, se utilizó inoxidable de tipo AISI 316 con acabado brillante. Al no tener rugosidad, favorece la autolimpieza de la superficie del material fomentando un mejor comportamiento frente a la corrosión y prolongando su vida útil. El diseño de las paredes está inspirado en las formas del coral, dejando espacio entre las aperturas que se crean para permitir el paso de corrientes, especies marinas y facilitar la creación de fauna. 

Podemos acceder al Coralarium tanto en barco como nadando desde la orilla ya que se sitúa a tan solo 150 metros. Si elegimos la segunda opción, en nuestro camino encontraremos un pavimento de coral submarino cubierto de corales plantados que nos guía hasta la obra. Una vez allí, unas escaleras sumergidas se elevan por encima de la línea de flotación hasta la parte superior de la estructura, permitiendo visitar “el museo” tanto por dentro como desde su superficie.