Vigilantes de la playa
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En verano, con las playas llenas y las piscinas en plena actividad, los socorristas necesitan una posición elevada que les permita controlar lo que ocurre en el agua. Las sillas de vigilancia forman parte esencial de su trabajo, y su diseño responde a las condiciones a las que se enfrentan. Por su resistencia y durabilidad, el acero inoxidable es una de las mejores opciones para fabricar estas estructuras.
La corrosión es uno de los factores que más afecta al mobiliario en exteriores, especialmente en zonas costeras. El ambiente marino, cargado de sal y humedad, acelera el deterioro de muchos materiales. Lo mismo ocurre en piscinas, donde el cloro y otros productos pueden dañar las superficies con el tiempo. El acero inoxidable resiste bien estos agentes, gracias a su composición y a la capa protectora que forma de manera natural, evitando oxidaciones y alargando su vida útil sin necesidad de recubrimientos.

Las sillas deben soportar el peso del socorrista y permitir que suba o baje con rapidez, por lo que es importante la estabilidad estructural. El diseño de estas sillas tiene en cuenta aspectos de seguridad y normativa. Es habitual que incluyan plataformas antideslizantes, peldaños con agarre y barandillas de apoyo para facilitar el acceso del socorrista. El inoxidable por su parte, aporta la firmeza necesaria para garantizar un punto de vigilancia fiable, sin movimientos ni deformaciones.
El mantenimiento es mínimo, lo que reduce costes y evita interrupciones en el servicio. A esto se suma su aspecto limpio y moderno, que encaja en piscinas urbanas pero también en entornos naturales como hemos podido comprobar en artículos anteriores.
Gracias a todas estas cualidades, las sillas de vigilancia suelen estar fabricadas con acero inoxidable del tipo AISI 316 y AISI 316L, ya que tienen una alta resistencia a la corrosión y nos garantizan la seguridad e integridad de la plataforma necesarias para llevar a cabo el trabajo diario del socorrista.