Nectar que enamora al paladar
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España es líder mundial en producción de aceite de oliva. Con más del 70 % de la producción europea y cerca del 45 % de la mundial, el país ha convertido su tradición olivarera en una industria moderna y tecnológicamente avanzada. Andalucía, con su emblemático “mar de olivos”, es el corazón de esta actividad, y Jaén, su capital indiscutible.
La calidad del aceite de oliva virgen extra comienza en el campo, con la selección de aceitunas sanas, recolectadas en el momento justo y mediante técnicas cuidadosas. Sin embargo, el proceso no termina con una buena cosecha. La transformación del fruto en aceite requiere precisión, limpieza y materiales adecuados. Aquí es donde el acero inoxidable cobra importancia.
Desde el transporte de la aceituna hasta el almacenamiento final del aceite, este material está presente en cada fase del proceso. Se utiliza en tolvas, molinos, batidoras, discos de prensado, depósitos y tuberías. Su resistencia a la corrosión y su superficie inerte permiten trabajar en condiciones higiénicas óptimas, evitando contaminaciones y reacciones no deseadas que puedan alterar el perfil organoléptico del aceite.
El acero inoxidable no modifica el sabor ni el aroma del aceite. Tampoco absorbe residuos ni se deteriora con los ácidos grasos naturales presentes en la oliva. Estas características lo convierten en el mejor aliado para conservar intactas las propiedades nutricionales y sensoriales del AOVE.

El aceite de oliva es mucho más que un alimento.
Su presencia en la medicina natural, la cosmética y tratamientos terapéuticos demuestra su versatilidad y valor en ámbitos clave para la salud y el bienestar. Sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y regeneradoras están documentadas desde hace siglos. Este valor refuerza la necesidad de proteger y respetar el producto desde su origen hasta su distribución.
En un sector que genera más de 32 millones de jornales por campaña y emplea a miles de trabajadores, asegurar esta calidad de la que hablamos también es una forma de fortalecer el tejido económico y social del país. La modernización de las almazaras y el uso de materiales como el acero inoxidable forman parte de esa evolución. ¡Sigamos siendo símbolo de excelencia en el mundo!